Jhon Fredy Zuleta tiene 17 años y desde que se inauguró la UVA de la Cordialidad, en el Popular 1, ha participado junto a sus dos hermanos en semilleros de robótica, geoexploradores y amigos del planeta. Desde hace una década ese lugar se convirtió en refugio y lugar seguro para desarrollar habilidades y encontrar sus más grandes pasiones.
Las UVA son las Unidades de Vida Articuladas, un proyecto que nació de la necesidad de incorporar en los barrios espacios públicos dignos para realizar actividades deportivas, culturales y educativas con el fin de que personas de todas las edades pudieran tener encuentros que aportaran a la inclusión con un enfoque social sostenible.
Al igual que Jhon Fredy y su familia, muchas personas han aprovechado las bondades de las UVA. Según el Departamento de Planeación de Medellín, durante estos diez años esta iniciativa ha logrado beneficiar alrededor de 12 millones de personas mediante diferentes experiencias que han sido posibles gracias a estos espacios que disponen de zonas verdes, aulas, salas de cómputo, parques para niños, teatros al aire libre y gimnasios, entre otras.
Una de las cosas que más se resaltan los ciudadanos es el impacto social que ha tenido en los barrios del Distrito: además de contribuir a la construcción del tejido social, la ciudadanía ha demostrado sentido de pertenencia, respeto y empatía por estos espacios, características que han sido fundamentales para la cohesión social y sobre todo, para el fortalecimiento de hábitos positivos de cada individuo.
“En estos 10 años las UVA han tenido una transformación importante gracias a que la comunidad se ha apropiado de esas intervenciones arquitectónicas que tienen un componente social y de innovación. Hoy son lugares que convocan y permiten que las familias, niñas, jóvenes y personas mayores disfruten de momentos de diversión, bienestar, cultura y educación con una oferta espectacular que se ha creado con nuestros aliados”, expresó Lina Hoyos, directora ejecutiva de la Fundación EPM.
En el área metropolitana hay 14 UVA ubicadas en siete comunas de Medellín y en dos municipios del Valle de Aburrá (Bello e Itagüí) y recibieron diferentes nombres como Los Sueños, La Esperanza, La Libertad, La Alegría y otros más que fueron otorgados por los vecinos relacionando estos espacios con los valores que los representan.
Llenar de vida espacios inhabitables
“El programa UVA ha sido muy importante para el apoyo y la transformación social, ya que estos son espacios que nos ayudan a desarrollar diferentes habilidades para la vida y competencias que necesitamos para vivir en sociedad (...) Estos lugares se han convertido en escenarios de co-creación y en muchos casos casi como un segundo hogar para la comunidad. Para mí ha sido un privilegio haber visto como algo inhabitable se convirtió en una zona llena de vida”, expresó Juan David Pérez, ciudadano de la comuna 1 (Popular) quien asiste a la UVA La Esperanza.
Entre los logros más significativos de este proyecto se encuentra la reducción de brechas digitales con la implementación de salas TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) las cuales cuentan con wifi gratis y formación digital para las personas que no tienen acceso a estos recursos, donde se logran beneficiar alrededor de 22 mil personas cada mes.
“Abrir las cercas para estar más cerca”, fue el lema con el que EPM comenzó la transformación de estos espacios con el objetivo de convertirlos en escenarios públicos, pues anteriormente eran zonas periféricas de la ciudad que carecían de iluminación y donde solo se albergaban tanques de almacenamiento de agua potable.
La naturaleza de estos espacios, y el uso que le han dado las comunidades, determinaron que en estos primeros diez años las UVA se posicionen como espacios protectores que han logrado resignificar su infraestructura para llevar estrategias pedagógicas y creativas a diferentes públicos. Parte del éxito radica en que miles de familias como la de Jhon Fredy o la de Juan David encontraron allí lugares para soñar y para transformar realidades.
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