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Foto del escritorPrensaFMSantader

El Cúcuta Deportivo fue ovacionado por sus hinchas

Como en los viejos tiempos. Así fue el ambiente este domingo, en el estadio General Santander. La pasión que despierta el Cúcuta Deportivo entre su fanaticada es indescriptible. Otra vez se volvieron a escuchar los cánticos y otra vez se agitaron las banderas rojinegras.


Era un partido amistoso, pero cada hincha tenía la actitud de una final. El rojinegro volvió a pisar la gramilla del ‘Coloso de Lleras’ después de año y ocho meses, para enfrentar a Técnico Universitario de Ambato, un equipo de primera división de Ecuador.

El ‘Doblemente Glorioso’ desafiliado de la Dimayor hace un año y que se encuentra en proceso de liquidación, ha venido entrenando con grupo de jóvenes dirigidos por el técnico David Suárez, buscan mantener la pasión viva del equipo y que pueda volver en 2022 a las competencias profesionales del fútbol colombiano.


El preámbulo del juego fue toda una fiesta, un grupo de artistas de la región amenizó la tarde, acompañada de una refrescante brisa.

En la tribuna los hinchas conversaron entretenidamente del equipo, recordando momentos de alegría como aquellos que se vivieron en la época de la Copa Libertadores, mientras se daba inicio al encuentro, que arrancó a las 4:00 p.m.


La hinchada alegre

La salida de la tribu rojinegra fue toda una algarabía, los cánticos y el sonido de los tambores en la tribuna sur del camerino no se hicieron esperar y los hinchas corearon a todo pulmón (...) ¡Dale, dale campeón!

En los otros sectores de las tribunas los hinchas observaron el desempeño del equipo que mostraba su dechado de virtudes y la gente se alegraba con los ¡Uuuuyy!, cuando los motilones ingresaban al área rival.

Después en una jugada, infortunadamente, Universitario, de penalti, empata el juego 1-1, sobre el minuto 11, por intermedio de Luis Chalad.


El partido se hizo de trámite normal. Cúcuta generaba peligro en la portería del equipo ecuatoriano, en el que por momentos el arquero se convirtió en figura y los aficionados cada vez que se sentía el aroma de gol, se levantaban de sus sillas impulsados como por ‘choques eléctricos’, de ahogando con el grito de gol.

Y es que no estaba jugando un partido crucial, sino disfrutando de un rato de esparcimiento, en el que conjugó la camaradería familiar y de amigos, que la pandemia de la COVID-19 había separado por más de un año, y volver a un recuentro con el fútbol y en la sala más grande de la ciudad: el General Santander, como dice una frase comercial “no tiene precio”.


Durante el partido muchos respetaron los protocolos de bioseguridad, con el uso del tapabocas, otros se hicieron los de la ‘vista gorda’ y cerveza en mano, brindis iba y venía, y los hinchas gozaron al ver a sus once guerreros lucir de nuevo los colores rojo y negro, que tanto han extrañado.

Otros que también estuvieron alegres fueron los vendedores ambulantes, que se ubicaron por los alrededores del ‘Coloso de Lleras’, reactivándose. El ambiente futbolero se sentía en cada tienda, dejando ver la falta que hace el fútbol en la ciudad.

El cuadro motilón finalmente se impuso en el encuentro, 2-1, con gol de Junior Rangel.


El partido contó con la presencia de más de 10.000 espectadores, los jugadores fueron ovacionados por los asistentes que esperan verlos pronto en los torneos de la Dimayor.


Tras los actos protocolarios, el balón rodó y la primera celebración llegó del cuadro motilón, a los 3 minutos por intermedio de Carlos Ramírez.

En la tribuna sur, la Banda del Indio, como ha sido habitual, agitaba sus banderas y en una sola voz, gritaba: ¡Vamos Campeón! Cómo si se tratara de una verdadera final alentaba al equipo.






Con información de La Opinión


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