La casa hay que hacerla respetar. En un Metropolitano de Barranquilla, que evocó la mejor época prepandemia, La Tricolor quería delinear mejor su sueño de Catar 2022. De paso, si se podía, había que detener a Brasil, que llegó a la Arenosa con andar perfecto. De hecho, un triunfo de Neymar y compañía les daría la clasificación anticipada a la Copa del Mundo.
Pero no queríamos ser teloneros de la celebración verdeamarelha. Había que ponerle las cosas lo más difícil posible y jugar con actitud y vergüenza deportiva de principio a fin. Unidos, Colombia sabía que podía mirar a Brasil y además disimular la ausencia de Juan Guillermo Cuadrado, ausente por lesión.
Con Juan Fernando Quintero como director de orquesta y Radamel Falcao siendo el comandante en el Metropolitano, la Tricolor salió a jugar de tú a tú. Sin embargo, los primeros minutos necesitaron de un David Ospina inmenso, para evitar el gol visitante en el primer tiempo. Colombia nunca se acomodó y solo trató de incomodar a toda hora a Brasil, en una tarea en la que destacó Wilmar Barrios.
Pese a la confusión, la Tricolor logró mantener el arco en cero e irse al descanso. El Scratch, más relajado, esperó continuar de la misma manera, sabiendo que su gol estaba al caer. Había que cambiar cosas, pero Reinaldo Rueda fue conservador y mantuvo al equipo en el inicio del segundo tiempo.
En la parte complementaria se vio otra Colombia. El equipo nacional dejó el alma en el gramado del Metropolitano y por varios pasajes superó a Brasil. Quintero comenzó a gravitar, Rafael Santos Borré entró bien, lo mismo que Matheus Uribe. Además, un Falcao socio de todos también dio su aporte. Promediando la primera mitad, el gol estaba al caer y entonces llegó la polémica.
En un cobro de tiro de esquina, Quintero centró, Santos Borré peinó y el defensor brasileño la tocó con la mano. Los jugadores tricolores protestaron y el árbitro argentino Patricio Loustau hizo señas de que se iba a revisar, pero al final no fue al monitor. El VAR consideró que fue casual y despojó a Colombia de un tiro penal que pareció muy claro. A Colombia le costó volver al partido tras ello y Brasil reaccionó.
El que no se quedó en esa jugada fue Ospina. El capitán, ese que siempre responde en los momentos difíciles, sostuvo la estantería antes que todo se cayera. Brasil pudo ganarlo, pero el portero dijo no. Colombia también se pudo haber quedado con los tres puntos, pero fue el árbitro Loustau el que nos negó la posibilidad.
Ahora se viene Ecuador, el próximo jueves. Tres puntos que no se nos pueden escapar, aunque estos ante Brasil los tuvimos al alcance de la mano. El punto frente al líder no sabe mal, siendo la primera selección en arañarle algo a la Verdeamarelha, que aún no está clasificada matemáticamente. No lo está porque en Barranquilla los muchachos de Rueda le hicieron saber a Tité que la casa se respeta.
Comments