La monja colombiana fue secuestrada en febrero del 2017 en un desierto de África y desde entonces se había conocido muy poca información sobre su estado de salud.
La religiosa nariñense apareció en una serie de fotografías publicadas por la Presidencia de Malí en donde luce sonriente y con buen semblante. El gobierno de ese país resaltó "el coraje y la valentía de la hermana Narváez".
“Estaba trabajando en un orfanato cuando un grupo de rebeldes irrumpió exigiendo dinero. Por desgracia; las mujeres que trabajan allí no tenían lo que buscaban los terroristas, ya que vivían casi sin nada”, contó la canadiense Edith Blais; quien conoció a la monja colombiana en cautiverio.
La monja pertenece a la Congregación de Hermanas Franciscanas de María Inmaculada. Su hermano, Edgar Narváez, fue quien estuvo pendiente de ella y le había insistido al Gobierno colombiano ayuda para su liberación. Durante el cautiverio, le envió cartas para informarle sobre lo que pasaba en Pasto, su tierra, y en el país; como la muerte de su madre a los 87 años de edad.
Por su parte, Monseñor Mario de Jesús Álvarez, presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, envió sus saludos a la congregación de las hermanas franciscanas y agradeció las gestiones de la Santa Sede y a la Nunciatura Apostólica en Colombia para que se lograr su liberación.
Con información de 90 min
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