La tradición del pesebre es más que el nacimiento del niño Dios. Para muchas familias representa un momento de unión y felicidad. Para otras, un momento de oración y reflexión. Y para algunas más, el recuerdo de un legado familiar.
Para Álvaro Suárez la construcción del pesebre ha estado toda su vida asociada a su papá. Recuerda que, desde que era muy pequeño la tradición de la navidad giraba en torno al espacio donde iba a nacer el niño Dios, por lo que su casa, era durante semanas un lienzo creativo donde junto a sus papás y sus dos hermanos, sumaban ideas para hacer un pesebre del tamaño de la sala de la finca, que podía medir unos 35 metros cuadrados.
“Yo admiraba mucho a mi papá y quería ser como él, por eso me esforzaba más que el resto por sorprenderlo y hacer cosas bonitas para meter en el pesebre. Todavía recuerdo que él me decía que cuando fuera grande iba a hacer unos mejores que los de él y que sería una tradición que heredarían sus nietos”.
La recompensa no era solamente el recuerdo de una familia feliz unida durante días por un mismo objetivo, también era el regalo de ir todos juntos a ver los alumbrados a Medellín, lo que representaba un paseo de varias horas ya que ellos vivían a las afueras de la ciudad y solamente iban en esta temporada del año.
De los tres hijos, solamente él perpetuó la tradición enseñada por su papá, y así mismo, sembró en su familia un espíritu navideño que 25 años después los sigue acompañando. La construcción del pesebre empieza el 20 de noviembre y puede tardar hasta 15 días.
Cada año, los materiales utilizados son distintos. Las casas son hechas por él, así como el río que pone a funcionar entre las montañas imitadas con cartón, piedras y el musgo que cuelga del techo de la casa. El nacimiento, es una choza hecha con paja; y procura siempre darle toques realistas. Cada uno, es mejor que el anterior.
Sin embargo, hace 12 años llegó para él una de las pruebas más difíciles que puso en duda su amor y pasión por la Navidad. Tras la pérdida de su padre por un accidente de tránsito en octubre del 2012 Álvaro sintió que no le quedaban fuerzas. “Cuando llegó la navidad yo le dije a mi esposa y a mi hija mayor que no iba a hacer pesebre, de alguna manera sentía que él se había llevado esa tradición. Pero ellas no me dejaron y al contrario lo hicieron conmigo desde cero, fue un mes muy duro, pero le debía eso a él”, expresó.
Aun así, las visitas a los alumbrados en la ciudad de Medellín quedaron en el olvido. Todas las luces y el recorrido por los alumbrados representaban para él un aire de nostalgia y tristeza, y ya no le encontraba sentido. Pero, años después, gracias al anuncio de EPM algo volvió a encenderse dentro de él.
“Yo vi a comienzos de noviembre que anunciaron la temática de los alumbrados de este año, y yo no sé explicar lo que sentí. Para mí fue como si mi papá me estuviera hablando a través de ese regalo y me dijera que volviera, que valía la pena. Como lo explico, era la fusión de lo que nos unía, los alumbrados y el pesebre”, expresó Álvaro.
Todavía no se siente capaz de ir a hacer el recorrido de los alumbrados, pues siente que primero necesita terminar su pesebre y llenarse de fuerzas para darle un cierre definitivo a un dolor que todavía carga consigo, y espera, que cada luz represente para él un nuevo comienzo, donde pueda volver a disfrutar de la Navidad como lo hacía cuando su padre vivía.
“Medellín, Pesebre de Luz y Tradición” es el nombre que recibe la temática de los Alumbrados Navideños este 2024. Iniciativa que nació con la ilusión de revivir y resaltar la importancia del nacimiento del niño Dios, como medio para mantener las familias unidas y conservar un ritual tan especial que está cargado de historias y sentimientos.
La exhibición estará disponible hasta el 12 de enero del 2025, la cual, está construida con más de 8 millones de bombillos led y 25.000 figuras que iluminan la ciudad de la eterna primavera, esperando que en el corazón de las personas nazca con más fuerza el deseo de mantener los pesebres dentro de sus casas y no permitir que esta tradición se apague.
Como Álvaro, hay cientos de personas que conservan historias a través del pesebre, y por eso, se espera que esta Medellín sea el reflejo de cada una de ellas.
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