El luto y la preocupación invaden a Colombia tras una serie de accidentes aéreos que han cobrado la vida de 17 miembros de las Fuerzas Militares en los últimos meses. El último de estos trágicos sucesos ocurrió el pasado lunes 29 de abril, cuando un helicóptero se estrelló en el departamento de Bolívar, dejando nueve militares fallecidos. Según el Gobierno, las adversas condiciones climáticas fueron determinantes en este fatal desenlace, que tenía como misión entregar suministros de alimentación a otros soldados.
Sin embargo, esta no es una situación aislada. Desde hace varios meses, las Fuerzas Armadas han enfrentado una serie de tragedias aéreas. El 22 de febrero, otro helicóptero militar se estrelló entre Medellín y Tuluá, en el Valle del Cauca, cobrando la vida de cuatro ocupantes. Anteriormente, en el municipio de Unguía, Chocó, y en Anorí, Antioquia, se registraron accidentes que dejaron múltiples víctimas.
La incertidumbre sobre las causas de estos accidentes persiste. Si bien las condiciones climáticas adversas han sido señaladas como un factor, también se cuestiona el estado de mantenimiento de las aeronaves y la falta de personal calificado para su manejo. Los organismos de control, como la Contraloría General de la República, han solicitado al Gobierno Nacional realizar una revisión exhaustiva del estado de estas aeronaves.
Particularmente preocupante es la situación de los helicópteros M-17, de fabricación rusa, adquiridos por el Estado colombiano entre 1996 y 2009. En los últimos seis meses, dos de los diez helicópteros en condiciones de vuelo han sido perdidos en accidentes. Sin embargo, desde el año 2023 se había alertado sobre el riesgo de quedarse sin mantenimiento, situación agravada por la suspensión intermitente del contrato de mantenimiento por parte del Ministerio de Defensa.
Las familias de los militares fallecidos han expresado su dolor y frustración, denunciando la falta de garantías de seguridad tanto en tierra como en el aire. La preocupación por la seguridad de las tripulaciones y la necesidad de una revisión integral de los protocolos de seguridad y mantenimiento de las aeronaves militares se hacen cada vez más urgentes en medio de esta cadena de tragedias aéreas.
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